viernes, 23 de enero de 2009

El ogro con el corazón más grande y más roto

Hace ya muchos años una amiga me trataba de transmitir su devoción por Tom Waits, entonces no era muy conocido y a mi nunca me interesó demasiado. Por entonces ella siempre repetía como este hombre era 'auténtico'.

Auténtico: dícese de aquello verdadero, puro , sin artificio.

Muchos años después con más canas, más tiempo y más criterio he comenzado a aprender a escuchar a este genio.

A Tom Waits no hay que escucharle con el oído, tampoco hay que escucharle-entenderle con la cabeza, a Tom Waits hay que sentirle con el corazón y mi amiga holandesa tenía toda la razón.

Sus contextos tabernarios, alcohol, perdedores y recuerdos que atormentan, lo que pudo ser y nunca llegó, los príncipes azules que se mataron antes de llegar. Y un sentimiento de opresión en el pecho que desgarra.

No es una voz cristalina, es una voz embarrada y turbia con olores a burdeles, comida pasada y vino que se derramo en la ropa.

Os dejo puestas dos maravillas, una más clásica que es el famoso DOWNTOWN TRAIN del imprescindible Dogs of Love, y una rareza que grabó con un sin techo y borracho (esto es cierto) amigo suyo, que curiosamente alude a la protección de Jesucristo en los peores momentos, y que se titula JESÚS BLOOD NEVER FAIL ME (La sangre de Jesús nunca me falló).
Aunque ahora dudo si la alusión es por la fé o tan sólo por el vino, descubridlo vosotros mismos.

Como curiosidad y con su voz de Ogro os indicaré que realizo parte de la BSO de
ShreK II, lo dicho, un Ogro con un gran corazón, roto.


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